miércoles, 1 de octubre de 2008

Libertad Mapuche

Antes de la llegada de los conquistadores, el pueblo mapuche ocupaba una enorme franja de territorio que alcanzaba desde el río Limarí en el norte a la Isla de Chiloé en el sur y del Océano Pacífico en el oeste, a las pampas del este en lo que hoy en día es territorio argentino.

Los que vivían al norte del río Bío Bío sucumbieron ante la dominación española y fueron rápidamente asimilados dentro del sistema de encomienda impuesto por la corona.

En el sur, por el contrario, los mapuche resistieron ferozmente al dominio y a finales del siglo XVI habían expulsado a los españoles de la Araucanía. Durante más de 200 años, esta parte de Chile fue autónoma del resto del país y coexistió en una paz incómoda con la corona y posteriormente el Estado chileno.

Una campaña militar de 30 años para anexar el territorio acabó en 1883 con la subyugación de los mapuche. Los habitantes fueron finalmente confinados en unas 3.000 reducciones comunales, con una extensión total de unas 500.000 hectáreas, es decir, una vigésima parte aproximadamente del territorio que ocupaban originalmente.

Al lado de las comunidades, los propietarios privados acumularon grandes latifundios, que fueron consiguiendo mediante la subasta de terrenos públicos. Entre 1931 y 1971, unas 832 comunidades fueron divididas y mucha de la tierra se vendió o pasó a manos de personas no indígenas de otros lugares, lo que supuso para los mapuche una pérdida de otras 100.000 hectáreas, o una quinta parte del territorio que les quedaba.

La política de dividir tierras indígenas en parcelas individuales tuvo su apogeo durante el régimen militar (1973-1990), cuando unas 2.000 comunidades mapuche se vieron afectadas. La vida de los mapuche rurales se empobreció aún más, y muchos emigraron a las ciudades.

Con el regreso del régimen democrático en 1990, el Estado Chileno crea la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI). Entre las funciones de la CONADI se encuentran administrar el Fondo de Tierras y Aguas Indígenas, subvencionar la compra de tierras adicionales para comunidades afectadas por la escasez de tierras y financiar mecanismos para permitir la solución de los conflictos de tierras y el suministro de agua.

Estas iniciativas gubernamentales de reforma fueron insuficientes para mitigar los efectos negativos del desarrollo económico sobre las comunidades mapuche. Durante los noventa, las tierras mapuche se vieron profundamente afectadas por la expansión de las inversiones forestales, los proyectos hidroeléctricos y la construcción de carreteras. Se calcula que, en el año 2000, 1,5 millones de hectáreas del territorio ancestral mapuche habían sido sembradas con pinos y eucaliptos comerciales.

Sólo dos compañías chilenas, Mininco y Arauco, acumulaban más de un millón de hectáreas de bosques exóticos, la mayoría de los cuales rodeaban comunidades mapuche. Los miembros de las comunidades se opusieron firmemente a la invasión de las compañías forestales. Se quejaron de que las plantaciones de pinos secaban sus recursos acuíferos, erosionaban el suelo y bloqueaban la luz del sol necesaria para sostener la rica vegetación de los bosques nativos de que dependen los mapuche para sus necesidades medicinales y rituales.

Desde inicio de los noventa, las comunidades y los grupos políticos mapuche han intentado atraer la atención nacional e internacional a su causa y presionar para que les devuelvan las tierras que les han arrebatado ilegítimamente el Estado Chileno, las empresas forestales y los dueños de fundos de la zona. Las actividades de protesta han ido desde las manifestaciones pacífica tradicionales—como marchas, huelgas de hambre y ocupaciones de edificios públicos— a actos en los que se ha usado la fuerza, como cortes de carreteras, ocupación de tierras disputadas, tala de árboles, incendio de casas patronales, bosques y cultivos y el sabotaje de maquinaria y equipo agrícola.

En respuesta, las compañías forestales denunciaron a los líderes mapuche ante los tribunales, contrataron guardias armados para proteger sus plantaciones e instalaciones, mientras el Estado chileno dio paso a la ocupación militar en territorio mapuche, además de iniciar una persecución contra los mapuche y no mapuche que apoyen la liberación de dicha etnia.

ES POR ESO, QUE ANTE ESTOS HECHOS, CONSIDERAMOS COMPLETAMENTE JUSTA Y LEGITIMA LA LUCHA MAPUCHE POR LIBERARSE DE FORMAS POLÍTICAS (ESTADO CHILENO), ECONOMICAS (CAPITALISMO) Y CULTURALES (EUROCENTRISMO) QUE NO LE SON PROPIAS, Y QUE SOLO HAN BUSCADO APROVECHARSE DEL PUEBLO MAPUCHE MEDIANTE EL ROBO Y LA EXPLOTACIÓN.


¡¡¡¡MARRICHIWEU!!!!

No hay comentarios: